jueves. 25.04.2024

Antonio Ochoa, vicepresidente Latam de R.J. O’brien, la casa corredora independiente más grande y antigua de la industria de derivados, estuvo en la ciudad de Santa Cruz donde se reunió con productores locales para hablar del mercado de precios de soya y otros cereales en un encuentro organizado por la empresa Alicorp.

El experto mexicano ofreció una detallada visión de lo que está pasando en los mercados de materias primas agrarias a nivel mundial, los efectos de la ‘agenda verde’, la guerra en Ucrania, el incremento de los costos de energía, entre otros factores, que están generando gran inestabilidad en los precios de las oleaginosas.

“El precio va ser volátil, hay poca certeza de lo que puede suceder, hay muchas dinámicas a considerar”, dijo el experto.

Uno de los puntos a tener en cuenta en estos posibles escenarios es que se vienen producciones “brutales” de Brasil y hay mercados que económicamente puede empezar a restringir consumo. “China es uno de los usuarios más grandes y la producción brasileña el día de hoy, va arrojarte un saldo exportable del tamaño de todo el consumo chino”, señaló.

Según el mercado internacional de Chicago, la primera rueda de negocios del 2023 cerró con bajas generalizadas para la soya. La posición en enero cayó un 2,11% y la tonelada cotizó a $us 546,50.

En este escenario internacional, la soya boliviana tiene una ventaja si decide competir como producto de valor agregado, es decir, como harina procesada o aceite.

“Bolivia no es un país competitivo para exportar soya comparado con lo que pudiera producir Argentina o lo que pudiera producir Brasil. Bolivia tiene un nicho muy único y más vale que utilice ese canal de comercialización en el que no necesita ir a competir con un commodity barato que es una semilla que se mueve a granel. Debe tener un valor diferenciado. Yo no le veo mucho futuro que Bolivia sea un exportador de semilla”, indicó Ochoa.

El experto aconsejó a los productores locales a que busquen la manera de acortar sus riesgos para que su rentabilidad no baje. A su entender, la mejor manera es acudir a empresas industriales, como Alicorp, que incrementan el valor agregado de la semilla e introducen los productos en mercados de manera directa.

“Si no quieres venderle a la industria más vale que tengas una razón muy seria para vender una soya que se va comercializar como un commodity barato. Es difícil irte a competir con un Brasil que tiene una infraestructura brutal y caminos directo al puerto”, dijo el experto.

Por su parte, Diego Moreno, director comercial de Alicorp, indicó que la compañía tiene una estrategia de fijación de precios como una manera de mitigar los riesgos que el productor pueda tener en el mercado internacional que se mueve constantemente.

“Podemos tener herramientas de fijación de precios en función al precio Chicago con una base fija, podemos tener una especie de precio mínimo asegurado. Creo que el equipo comercial de Alicorp va estar siempre disponible para atender a los agricultores y comentarle todas estas estrategias financieras”, señaló Moreno.

Alicorp muele más de 1 millón de toneladas de soya en sus plantas, la misma que se destina en sus diferentes productos al mercado interno y los excedentes van al mercado de exportación a los países de la región Andina, entre ellos Perú, Ecuador y Colombia, principalmente.

Moreno indicó que Bolivia es el octavo productor mundial de soya, pero al mismo tiempo tiene menos del 1% de la producción mundial.

Según datos de Anapo, en 2022 Bolivia exportó 603.927 TM de soya en grano, cifra que equivale al 17% del volumen total de exportación en oleaginosas.

 

Experto aconseja vender la soya a las industrias locales para evitar la volatilidad de...