viernes. 29.03.2024

Inversiones en mejoramiento genético, nutrición, sanidad, bienestar animal, abate de ganado e infraestructura de transporte, entre otros, han permitido que en los últimos cinco años Bolivia haya protagonizado el mayor repunte de su historia en la cadena productiva de carne bovina. Desde 2018, tras una primera misión técnica llegada desde China, la apertura de ese mercado fue un impulso que derivó en el crecimiento a pasos agigantados en tecnología.

Los indicadores del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan, de forma preliminar, que en 2021 la producción de carne de res a escala nacional llegó a cerca de 213.450 toneladas, una cifra que muestra una recuperación en comparación con 2020, cuando se llegó a poco más de 193.172 toneladas, que implicaba un bajón respecto a 2019, cuando se alcanzó las 204.203 toneladas.

En 2020, el hato bovino a nivel nacional llegó a 10.142.681 cabezas de ganado (INE, 2020). Si se toma en cuenta la tasa de crecimiento del hato ganadero del último quinquenio, en 2025 Bolivia tendrá 11.461.229,5 cabezas de ganado con lo que está cada vez más cerca de igualar a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

En la actualidad, según el INE, el hato ganadero se concentra en el departamento de Santa Cruz con más del 44%, seguido de Beni con un 30% de las cabezas de ganado; es decir, entre los dos reúnen al menos el 74% del total nacional. El restante 26% se distribuye en los siete departamentos, donde Chuquisaca es el tercero con mayor cantidad (7%), seguido por La Paz (6%), Tarija (5%), Cochabamba (4%), Potosí (2%), Pando (1%) y Oruro (0,89%).

La progresión nacional es el resultado de un estricto circuito de crianza de ejemplares bovinos de gran calidad que, además, abarca la recría y el mejoramiento genético. Gracias a ello, se logró que hoy exista muy buena habilidad materna, buenos terneros, destete con buen peso y precocidad en ganancia de peso. Desde 2017, los ganaderos bolivianos han apostado por la mejor genética para inseminación, transferencia de embriones y otros.

La evolución

Datos de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), con base en información del Observatorio Agroambiental y Productivo (OAP) y del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), indican que el crecimiento de la población bovina en Santa Cruz pasó de 4.010.258 cabezas en 2017 a 4.605.818 en 2021; lo que representa un ascenso del 13%. Asimismo, según Fegazacruz, a 2017 el hato ganadero estaba conformado en un 85,1% por razas productoras de carne: tres cebuinas, dos europeas, el criollo y otros; el 7,94% era de razas lecheras y el 6,94% era el ganado mejorado con alta genética, compuesto por nelore, brahman y gyr, de las que se extrae y exporta material genético, como semen y embriones.

El ganado de raza Nelore, se ha convertido en una genética boliviana de interés para otros países como Ecuador, Colombia y otros países para una posible exportación. De hecho, ya se exportó la genética de la raza Nelore a Brasil con éxito, lo cual demuestra que la genética boliviana ha tenido un progreso muy importante. En febrero de este año, la Asociación de Criadores de Nelore de Brasil (ACNB) validó el último proceso del sistema de producción pecuario del ganado nelore de Bolivia -abate de animales en frigorífico- y dio nota de aprobación la calidad de la carne de esta raza producida en cabañas pecuarias cruceñas.

Todo ello es prueba de que se viven un momento muy importante para la pecuaria y los productores ganaderos de Bolivia. El ganado nelore tiene buena reputación en Sudamérica y la gran importancia de esta raza dentro de la producción de carne en Bolivia es significativa, pues se estima que cerca del 85% de la carne que se produce en el país es cebuina ; y de ese universo, el 90% es de la raza nelore. Santa Cruz es hoy un eje de exportación de genética gracias al esfuerzo de los cabañeros de las razas cebuina nelore, brahman y gyr.

Uno de los hallazgos de la mencionada primera faena técnica de la raza nelore es que se producen animales de menos de dos años, con un peso de 250 kilos de carne, todos hijos de toros registrados que, en su mayoría, son producto de inseminación artificial y de toros élite. Esto significa que se produce más carne en menos tiempo, con genética certificada de toros registrados puros de origen, y que hoy Bolivia tiene todas las condiciones para ser un gran productor de alimentos.

Inversiones en nutrición

La nutrición es esencial, porque debe aportar todo lo necesario para que el ganado exprese su máximo potencial genético. En la ganadería del oriente boliviano, este cambio técnico se asocia a la implantación de pasturas, a partir de cambios en el uso del suelo. La buena nutrición esta permitiendo que paulatinamente se disminuya la edad y aumente el peso de faena de los animales. De esta forma, Bolivia tiene una oportunidad, a través de la nutrición, para aumentar más la calidad de la carne y atraer nuevos consumidores.

Las dietas inadecuadas en la fase de recría pueden conducir a un desarrollo testicular inadecuado y pueden causar una disminución en la producción de esperma hasta en un 15%. La raza cebú deben entrar en servicio alrededor de los 22 a 24 meses de edad. Los animales taurinos pueden entrar en servicio entre los 14 y los 16 meses. Estos valores varían entre razas y entre individuos, principalmente debido a las condiciones de manejo nutricional que reciben los animales.

La cadena productiva de la carne bovina invierte para que los futuros reproductores reciban una nutrición adecuada desde la etapa de destete, para que su desarrollo corporal y de órganos reproductivos sean adecuados, ya que la desnutrición o la sobrenutrición son perjudiciales.

INE: Producción de carne bovina alcanzó las 213.450 toneladas en 2021