jueves. 25.04.2024
TECNOLOGÍA

Digitalización, una oportunidad para que Latinoamérica supere el impacto de la pandemia

Para muchos la nueva normalidad a la que nos llevó la pandemia tendrá un perfil digital en un cambio que va solo por un camino de ida. Los expertos señalan que más allá de los cambios en procesos, Latinoamérica precisa una transformación integral que involucra no solo a los sectores público y privado, sino a todas las esferas de la sociedad. Los beneficios de "una buena digitalización" se pueden traducir en la creación de nuevas fuentes de empleo, la profundización de la inclusión y mejoras sustanciales en salud y educación gracias a una mayor conectividad a la internet.

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La pandemia aceleró el cambio digital en Latinoamérica

En casi 18 meses de pandemia la era digital logró el avance que no se pudo concretar en años. Sin duda, la crisis sanitaria desatada por el coronavirus fue un acelerador para el cambio aunque a un costo muy elevado. Los expertos coinciden en que Latinoamérica fue la región más golpeada por el impacto de la COVID-19 con una drástica caída en la actividad económica, el aumento del desempleo y un profundo retroceso en la reducción de la pobreza.

Al reverso de la moneda, los analistas también encuentran en este avance acelerado una oportunidad única para que la región se recupere del golpe.

“Según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), si para el 2030 ALC puede cerrar la brecha de digitalización con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el PIB de la región crecería unos tres puntos porcentuales más al año. Esto generaría más de 700.000 millones de dólares de crecimiento de actividad económica y alrededor de 400.000 nuevos puestos de trabajo anuales en la región. Solo conectar 11 millones de hogares en ALC a Internet generaría alrededor de 400.000 puestos de trabajo, según algunos estudios”, asegura la Jefa de División de Innovación para Servir al Ciudadano (ICS) del Sector de Instituciones para el Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Lea Giménez.

Los argumentos a favor del acceso digital son claros, señalan Franz Drees y Grosspepe Zhang, expertos del Banco Mundial en su reciente artículo sobre el tema. “La digitalización impulsa la inclusión social y financiera, así como los resultados en materia de aprendizaje y salud. Actualmente, casi la mitad de la población adulta de la región no está bancarizada. Unos 170 millones  de estudiantes en toda la región se vieron afectados por el cierre de escuelas durante la pandemia. Y el 71 % de los países experimentó interrupciones en la prestación de atención para enfermedades no transmisibles durante los primeros meses de la crisis provocada por la COVID-19”.

En este punto del análisis, los expertos señalan la desventaja con la que los países latinoamericanos inician la carrera. En la actualidad, agregan, “menos del 50 % de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9 %  cuenta con fibra de alta calidad en el hogar. Si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, el uso y la penetración reales siguen siendo bajos (37 % ). Y solo 4 de cada 10 latinoamericanos de zonas rurales tienen opciones de conectividad en comparación con el 71 % de la población de zonas urbanas”.

Son condiciones estructurales que se convierten en una amenaza que podría recrudecer la situación y más bien, agrandar el rezago de Latinoamérica y El Caribe frente a otras economías más desarrolladas.

Transformación integral

¿Y qué se precisa para tomar la oportunidad? Lo primero es que más allá de un cambio caracterizado por la digitalización de procesos, se requiere una profunda transformación a todo nivel para aprovechar al máximo la oportunidad que abrió la pandemia.

“Es importante comprender que “transformación” es realmente la palabra clave. No se trata solamente de comprar software o digitalizar procesos. Más bien, la transformación digital implica un cambio profundo en la forma de hacer negocios, acceder a los servicios, interactuar con los ciudadanos, y gobernar”, afirma Giménez, la experta que fue Ministra de Hacienda de Paraguay antes de llegar al BID.

Pero el desafío no es solo para unos; están involucrados públicos, privados y todos los segmentos de la sociedad, agrega.

“La gran cuestión, sin embargo, es que la digitalización no tiene vida propia. Al contrario, depende de las decisiones humanas. Para aprovechar su potencial y garantizar que es un catalizador de crecimiento económico de calidad, hay que integrarla de manera consciente con los objetivos de reducción de la desigualdad, promoción de la transparencia, y aumento de la eficiencia”, dice Gimenez.

Cambio de hábito

Un estudio reciente del BID asegura que el comercio digital, por ejemplo, creció a pasos agigantados como resultado de la respuesta de la población a las medidas de confinamiento, distanciamiento social y las restricciones sanitarias.

“Los negocios y los consumidores cambiaron masivamente a los canales digitales y en línea para eludir las medidas de distanciamiento social, continuar las operaciones comerciales, asegurar las fuentes de ingresos y mantener la liquidez durante la pandemia”, establece un reciente documento de discusión publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que analiza como el surgimiento de oportunidades para el comercio electrónico y la tecnología digital en este período de crisis sanitaria.

Bolivia no fue ajena a la tendencia. El Reporte Estadístico Mensual de Operaciones del Sistema de Pagos Nacional a julio da cuenta de que el total de pagos realizados a través de tarjetas de débito o crédito (POS) creció en 32% respecto de julio del año pasado con casi 22 millones de operaciones de pagos mediante los dispositivos electrónicos.

Sin embargo, el impulso hacia el comercio digital frenó su impulso por “importantes cuellos de botella en la región”, asegura el equipo de expertos del BID liderados por Bernardo Díaz de Astarloa. “La mayoría de los países del mundo compartieron algunos desafíos dada la magnitud de la crisis, pero la mayoría reflejaba déficits estructurales que obstaculizan el comercio digital”.

El impulso hacia el comercio digital se vio frenado por importantes cuellos de botella en la región. La mayoría de los países del mundo compartieron algunos desafíos dada la magnitud de la crisis, pero la mayoría reflejaba déficits estructurales que obstaculizan el comercio digital.

“A pesar de las diferencias sustanciales entre países, la región está a la zaga de la OCDE y el sudeste asiático en su preparación para participar y beneficiarse del comercio electrónico. En muchos países de ALC, el acceso a Internet sigue siendo de baja calidad y costoso, con grandes brechas entre las áreas rurales y urbanas. Las medidas de facilitación del comercio carecen de coordinación entre las agencias fronterizas y los operadores privados, mientras que la adopción de nuevas tecnologías aún es baja”, agregan.

Nuevamente, las trabas estructurales se convierten en una amenaza. Por esto, los expertos señalan medidas que deben trascender las soluciones dentro de las fronteras para “aprovechar el comercio electrónico y aumentar su contribución a la recuperación pospandémica”.

En primer lugar, los expertos señalan como requisito indispensable la coordinación entre el Gobierno, el Gobierno sector privado, el mundo académico y la sociedad civil. Además, y siempre en el tema del comercio electrónico, sugieren el desarrollo de capacidades y la incorporación de nuevas tecnologías para hacerle frente al crecimiento de la digitalización.

Asimismo y entre otras medidas, sugieren a los gobiernos establecer medidas que permitan a las micro y pequeñas empresas conectarse con los mercados fuera de sus fronteras (accesibilidad) y la aplicación de programas que permitan promover el comercio electrónico a través de políticas de cooperación regionales.

Digitalización, una oportunidad para que Latinoamérica supere el impacto de la pandemia