martes. 23.04.2024

Apesar que Marcelo Montenegro, ministro de Economía, auguró que “en 2023 Bolivia continuará en la senda del crecimiento con estabilidad de precios en un contexto internacional marcado por la incertidumbre y elevadas tasas de inflación”, algunos economistas consideran que el próximo año será aún más complejo que 2022.

A decir del economista Marcelo Núñez, la salud de la economía boliviana aparentemente está bien, no obstante, en el corto y mediano plazo puede haber problemas. Para el experto, el dinamismo de economía nacional se nota con mayor fuerza en el consumo. “El sector construcción, agropecuario, financiero y comercio, si bien no están a niveles de crecimiento anteriores, demuestran dinamismo”, dijo.

La parte negativa, según Núñez, es la reducción de las RIN. “Si bien la balanza comercial es favorable, esto es producto del alto grado de contrabando que se produce por la salida de divisas sin ser contabilizadas”, expresó. Para el 2023, señaló el economista, los principales desafíos son reducir la importación de carburantes e identificar la caída de las RIN.

En tanto, Christian Aramayo, presidente de la Fundación Gobierno Abierto, señaló tres factores que apuntalaron la economía nacional este año: La eficiencia adaptativa de la población y los agentes económicos ante la pandemia, conflictos políticos y el volátil contexto internacional; la inversión privada de impacto, pese a trabas burocráticas locales y nacionales en materia de registro de propiedad privada, entre otras; y el retorno paulatino a la normalidad y el fin aparente de la pandemia.

Pero, así como así cómo hubo factores positivos, también se registraron factores negativos: La estrepitosa caída de las RIN junto a los cupos políticos de exportación; los datos de la pobreza extrema en Bolivia (de 2019 a 2021, en promedio, ocho de cada 100 bolivianos cayeron en pobreza extrema en tres departamentos) y los altos precios de hidrocarburos, que ya no son buenas noticias. 

"La situación es preocupante, existen señales (caída de las RIN e imposibilidad de cubrir el gasto estatal) de que hubo un despilfarro de recursos públicos, no se aprovecharon las oportunidades que nos brindaba el contexto exterior y, de paso, se cuenta con una dependencia a prácticas (cupos políticos de exportación, violación de propiedad privada, politización de la justicia y persecución tributaria) que solo empeoran la situación para que Bolivia salga de este panorama tan sombrío”, sostuvo Aramayo. 

Según el especialista, el 2023 la economía nacional deberá afrontar conflictos políticos, caída en las RIN, posibles presiones inflacionarias que generarían distorsión en los precios, incremento en la pobreza extrema y crisis fiscal (en todos los niveles del Estado).

Cuadro PIB 2023
Las proyecciones tanto del FMI, el Banco Mundial, como de la Cepal ubican a la economía boliviana entre las mayor crecimiento para el 2023

Para Walter Morales, exdirector del BCB, este año básicamente se registró una lenta reactivación económica principalmente en los sectores más golpeados por la pandemia: gastronomía, hotelería y turismo. Por otro lado, las exportaciones de productos no tradicionales tuvieron una gran performance, alcanzando cifras históricas, tanto en volumen como en precios, hecho que contribuyó de alguna manera a contener la caída de las RIN. 

“Lo negativo sigue siendo la inestabilidad que genera la incapacidad de la gran mayoría de actores políticos. Se sigue insistiendo en un modelo que, sin capacidad de generación propia de ingresos y resultados contundentes, se basa en el déficit financiado con deuda”, señaló el analista.
Morales considera que falta pragmatismo, y menos ideología y política partidaria. A esto se suma un déficit fiscal sin visos de solución y el acceso cada vez más oneroso al financiamiento internacional, que se constituye en un lastre para las ya magras finanzas públicas. “La cada vez más pesada subvención a los hidrocarburos, cuyo presupuesto para 2023 subió un 59% (a Bs7.642 millones) en comparación a lo proyectado en este año: Bs 4.794 millones, tampoco ayuda”, dijo. 

Otra mala señal para el próximo año es que, revisando el PGE 2023, se incrementó el gasto corriente en salarios un 4% y el presupuesto para inversión que se redujo en $us 1.009 millones.

En 2023, según el experto, se deben aplicar políticas para atraer inversión extranjera (no solo al sector de hidrocarburos) y a la economía en su conjunto, para atraer divisas y fortalecer al RIN.

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El 2023 será un año aún más complejo para la economía boliviana