jueves. 25.04.2024
IMPACTO DE LA COVID-19

El cierre de escuelas provocó que los estudiantes pierdan lo aprendido

Un informe de Unesco, Unicef y el Banco Mundial establece que el impacto del cierre de los centros educativos superó toda proyección y no tiene parangón en la historia. Los estudiantes perdieron el aprendizaje adquirido y esta situación amenaza con privar a toda una generación de ingresos por $us 1.700 mil millones. El impacto no solo es económico; se exacerbó la exclusión y la violencia, el mayor daño es socioemocional y millones de escolares fueron privados del alimento que recibían en las escuelas. Los expertos aseguran que es imperativo no solo retornar a clases sino evaluar el retroceso para reajustar la educación; no hacerlo puede agravar la delicada situación de los escolares.

El cierre de escuelas exacerbó las desigualdades en todo el mundo. Foto: Banco Mundial
El cierre de escuelas exacerbó las desigualdades en todo el mundo. Foto: Banco Mundial

El impacto de la pandemia no deja de arrojar cifras negativas. Más allá del cierre de escuelas, la educación es uno de los sectores más afectados por el impacto a largo plazo en la pérdida de oportunidades cuando los escolares de ahora crezcan y deban generar sus propios ingresos y formar familias. Un estudio del Banco Mundial establece que este impacto no tiene precedentes y las cifras actuales superan a las proyecciones de 2020 que ya eran preocupantes.

“La crisis global de aprendizaje se ha incrementado aún más de lo previsto: esta generación de alumnos se encuentra actualmente en riesgo de perder $US 17 billones en ganancias a lo largo de sus vidas en valor actual como resultado de los cierres de escuelas, o el equivalente del 14% del PIB global actual, una cantidad mucho mayor que los $US 10 billones que se estimaba en 2020. En países de ingresos bajos y medios, el porcentaje de niños que vive en pobreza de aprendizajes —que ya se encontraba por encima del 50% antes de la pandemia— se elevará considerablemente, potencialmente hasta 70%, debido a los prolongados cierres de escuelas y a la calidad variable y la efectividad del aprendizaje a distancia”, establece el más reciente estudio de la Unesco, Unicef y el Banco Mundial acerca del estado de la crisis educativa mundial.

Para resolver esta situación crítica, los organismos internacionales sugieren medidas profundas y estructurales; aunque la reapertura y la vacunación masiva se convierten en una prioridad, es fundamental obtener información del retraso sufrido para reajustar los programas, reencausar los sistemas y recuperar las pérdidas.

“Para prevenir la acumulación de pérdidas de aprendizaje una vez que los niños regresen a la escuela, los países deben adoptar programas de recuperación del aprendizaje que consistan en estrategias basadas en videncia”, dice el documento; no hacerlo, agravaría el riesgo de incrementar las pérdidas en el aprendizaje que, incluso, pueden llegar a aumentar cuando los escolares vuelvan a clases.

Retroceso

El informe parte con una cifra estremecedora: más de 1,600 millones de alumnos fueron afectados por el cierre de los centros educativos. Y eso no es todo. La evaluación del aprendizaje revela que “los niños en muchos países han perdido la mayoría o todo el aprendizaje académico que hubieran adquirido de manera regular en la escuela”.

Los países de ingresos medios y bajos sufrieron un impacto mayor. El cierre se extendió más allá del promedio de 224 de escuelas cerradas y la respuesta de sus autoridades fue menos efectiva.

“Los maestros de varios países de ingresos bajos y medios recibieron apoyo limitado para que su desarrollo profesional lograra una transición hacia el aprendizaje a distancia, lo que los dejó sin la preparación necesaria para involucrarse con los alumnos y sus cuidadores”, concluye el informe.

Y en casa, la situación no fue mejor. Los niños de hogares en desventaja, prosigue el documento, “tuvieron menos probabilidades de beneficiarse del aprendizaje a distancia en relación a sus pares, por lo general debido a la falta de electricidad, conectividad, equipo y apoyo por parte de sus cuidadores”.

Era común ver a los niños pasando clases en las calles en el puesto de venta de sus madres conectados a la clase a través del celular de su progenitora.

Como ya advirtieron en informes anteriores, la población de estudiantes con capacidades especiales fueron “ignorados” de las políticas aplicadas con lo que se profundizó la exclusión.

Las desigualdades de género también se exacerbaron, el documento de Unesco, Unicef y el Banco Mundial da cuenta de que en el caso de las niñas y “debido a que las normas sociales, la limitación en términos de habilidades digitales y la falta de acceso a equipos obstaculizaron su capacidad para seguir aprendiendo”.

Violencia

Esta crisis que se tradujo en el cierre de las escuelas volvió a desnudar la vulnerabilidad de los escolares debido al incremento de la violencia doméstica y el trabajo infantil. Muchos de ellos perdieron la protección del núcleo escolar y dejaron de percibir el alimento que se le proveía en el centro educativo.

“Más de 370 millones de niños a nivel global dejaron de recibir las comidas que les daban en la escuela mientras duraron los cierres de escuelas, con lo cual perdieron lo que para algunos niños significaba la única fuente confiable de alimentos y nutrición diaria”, concluye el documento.

El cierre de escuelas provocó que los estudiantes pierdan lo aprendido