viernes. 29.03.2024

Liderando desde el poder de la voz

Santi Barreto es mentor, capacitador y conferencista a nivel Latinoamericano en comunicación, oratoria y liderazgo.

Considerada como un arte desde los tiempos de la antigua Grecia, la oratoria es una habilidad que brindaba prestigio a la persona que la dominaba. Aquellos que eran capaces de hablar frente a multitudes enamorando a las personas con sus palabras eran consideradas sabias, con prestigio, poder político, de mucha influencia o, como los llamamos hoy, líderes.

La oratoria, aparte de ser un arte, también es considerada una herramienta indispensable para alcanzar nuestros más grandes deseos y anhelos. Por tal motivo, como toda herramienta, puede ser usada para hacer el bien o para hacer el mal; es por esto, que encontramos líderes con pensamientos tan opuestos como Jesús, Martin Luther King, Nelson Mandela, Gandhi, Steve Jobs y Hitler, Mussolini, o Joseph Stalin.

Y su común denominador fue: una gran habilidad de enamorar y mover a las personas con sus mensajes.

Con esto en mente, queda claro que para mejorar y aumentar el impacto de los proyectos en los que estamos trabajando, de las ideas que queremos poner en marcha, de los mensajes que tenemos, de las empresas que dirigimos o de nuestra marca personal y liderazgo, es necesario mejorar nuestra habilidad de hablar en público. Porque, como siempre digo:

Un buen líder, parte de una buena comunicación.

Y si te preguntas, ¿Cuánto te puede ayudar aprender a hablar bien en público?, ¿cuánto ganas mejorando la conexión con tus interlocutores?, ¿cuán importante es hacer que tu mensaje llegue de forma correcta a la audiencia?

Mira, te resumo en estos párrafos lo que ganas desarrollando tu habilidad de hablar en público. Ya que no eres ni tu puesto, ni tu cargo, ni tu profesión, tampoco eres tu cargo como presidente del congreso, o de la asociación de empresarios, no eres tu tienda, o tu puesto como profesor, no eres tu carrera, ni eres presidente de padres de familia del colegio. Todo eso puede ser pasajero, mañana te pueden despedir de cualquiera de esos puestos, perder la empresa, cambiar de cargo, o puedes terminar trabajando en algo que no tiene nada que ver con tu profesión.

Pero tu voz, ¡Ay tu voz! Eso sí nadie te quita, eso nadie te puede robar. Y sin importar en el lugar que trabajes, más allá de que seas gerente de una empresa transnacional o un pasante dentro de una pequeña empresa. El que sepas hablar de forma poderosa, contundente, entendiendo a tus clientes y conectando con tu mensaje, te asegurará el crecimiento y validación que tanto buscamos las personas. No hay nada que empodere más que el poder de tu propia voz.

O como dice Álvaro Gordoa “Nada revela tan fiablemente el carácter de una persona como su voz”.

Haciendo buenas presentaciones y entregando mensajes que capten la atención y conecten con la audiencia logramos algo que en este mundo hiperconectado se hace cada vez más difícil: sobresalir. Porque existen miles o cientos de miles de personas que saben lo mismo, poco más o poco menos que tú y  yo, y en igualdad de condiciones quien comunica mejor, gana.

Y para empezar este camino de aumentar el impacto de nuestros mensajes, te comparto unos puntos clave, en los que sugiero te enfoques, para crear tus presentaciones que impacten:

  • Mensaje: cuando preparamos el mensaje debemos pensar en dos componentes internos: el “qué” y el “cómo”.
    El “qué” es el fondo del mensaje, las palabras que dirás, lo que sustenta lo que uno va a compartir. Sin embargo, enfocarse únicamente en esto restará fuerza a lo que vamos a decir, ya que el segundo componente es igual o más importante que el primero.
    El “cómo”, el cómo es la forma, la manera en la cual vamos a entregar dicho mensaje. Esto aporta dinamismo, ayuda a captar la atención, generar curiosidad y hacer que el aprendizaje, por parte de la audiencia, sea mayor.
  • Audiencia: ¿A quiénes va dirigido tu mensaje? Es importante reconocer al grupo de personas a las que enviarás tu mensaje. El conocer a tu audiencia es el primer paso para desarrollar empatía, conectar con quienes recibirán tus palabras y preparar un mensaje que vaya acorde con el grupo. Como cita Ken Haemer “diseñar una presentación sin el público en mente es como escribir una carta de amor y encabezarla con: A quien corresponda”.
  • Ponente: Presta atención a lo que piensas, a lo que sientes, a las ideas que dan vuelta tu cabeza antes de salir al escenario a compartir tu mensaje. La seguridad o la inseguridad del ponente se nota y se contagia al grupo. Si quien está al frente, al líder, lo veo inseguro de lo que va a decir, puedo preguntarme – Si esta persona está insegura de sí misma y de su mensaje, ¿por qué tendría que escuchar y creer lo que me dice?- El hablar en público es un proceso que busca persuadir. Y la primera persona que debe creer en el mensaje es el ponente.
  • Adapta: Quieres aumentar el impacto de tus presentaciones, es momento de adaptar tu mensaje (el qué y el cómo) y a ti como ponente (tu forma de hablar y transmitir la información) al grupo que vas a hablar. Un líder debe tener la capacidad de adaptar su mensaje y su manera de hablar al grupo al que se va a dirigir. Todo con el propósito de hacer que el mensaje, la idea o la información llegue de la mejor manera posible a la audiencia. Lo que uno busca con esto no es mejorar únicamente la enseñanza, sino aumentar el aprendizaje.
  • Acción: Pasa a la acción. No existe valor alguno en planes perfectamente preparados que no sean llevados a la práctica. O en palabras del general  Patton “un buen plan imperfecto ejecutado hoy es mejor que un plan perfecto ejecutado mañana”.

Muévete paso a paso disfrutando el proceso. Teniendo presente que hablar en público es una habilidad y como toda habilidad puede ser aprendida, mejorada y dominada.

Y no hay mejor momento para iniciar el proceso, que hoy.

Liderando desde el poder de la voz