El ex ministro de agricultura de Brasil y nominado al premio Nobel de la Paz el pasado año, Alysson Paolinelli, estuvo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra donde brindó una conferencia a los productores agrícolas de la región.
En su alocución habló de su experiencia profesional que lo llevó a ser considerado como el impulsor del modelo de agricultura sustentable que convirtió a su país en una potencia agroexportadora.
El cambió en el modelo brasileño empezó en la década de los 70, cuando el país vecino tenía una escasa producción que no alcanzaba para el consumo interno.
“La década del 70 fue terrible, Brasil importaba un tercio de lo que consumía, más del 30% de la carne y el 50% de la leche era importada. No había condiciones para producir en los suelos”, recordó Paolinelli.
Su gestión como ministro de agricultura se enfocó en el desarrollo de la ciencia aplicada a la agricultura, estudios para mejorar el suelo y el mejoramiento biológico. Esto se pudo realizar a través de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), que se encargaba de investigar y proveer estos avances a los productores de todo el país.
“No existe cambió sin conocimiento”. Con este enfoque, Brasil registró un gran avance en tan solo cinco años. “La transformación fue tan explosiva que al final de nuestro gobierno tuvimos la satisfacción de ver que Brasil era autosuficiente en alimentación con 3 millones de hectáreas de producción”, indicó Paolinelli.
El país se mantuvo en crecimiento a lo largo de los años. En 2021 registró una cosecha agrícola de 258 millones de toneladas de alimentos y se estima que esto abaste a 800 millones de personas en todo el mundo.
Oportunidad para Bolivia y toda Sudamérica
Paolinelli asegura que el contexto mundial – crecimiento poblacional, guerras y otros- necesita de mayor producción de alimento. La meta para el año 2050, es que Brasil produzca 630 millones de toneladas de granos.
Esta demanda también favorece el desarrollo agropecuario de los países que tienen similitud de clima y suelo con Brasil, tal es el caso de Bolivia.
“Sabemos que el hambre del mundo solo va ser controlada si los países tropicales tienen una producción eficiente”, señaló.
El conferencista confesó sentirse nervioso cuando escucha que los gobiernos combaten la iniciativa privada y limitan la aplicación de biotecnologías, transgénicos y otros avances para la producción.
“Los productores bolivianos están gastando más en productos químicos de lo que gastaría con transgénicos que es la biología resistente a las plagas. Lo que necesitan es que el país no pierda tiempo siguiendo conceptos errados. Los productores necesitan presionar y pueden llegar al gobierno con organización”, indicó.
