domingo. 28.04.2024
EMPRENDEDORES

Por qué los tres primeros años de vida son la 'prueba de fuego' para las empresas

Los desafíos que enfrentan las empresas en sus primeros años son cruciales para determinar su éxito o fracaso. Algunos de sus retos son la gestión financiera, los ajustes a su modelo de negocio, la estrategia de ventas, así como la estructura y funciones de los colaboradores.
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Realizar una planificación financiera y tener una estrategia de ventas son clave para la sostenibilidad de un emprendimiento

Las empresas desempeñan un papel fundamental en la economía del país, ya que generan empleo, impulsan la innovación y aportan dinamismo al mercado; sin embargo, los tres primeros años después de ser fundadas son cruciales para determinar su éxito o fracaso, lo que se convierte en una verdadera prueba de fuego.

Algunos retos que enfrentan en su etapa inicial son la gestión financiera, los ajustes a su modelo de negocio, la estrategia de ventas, así como la estructura y funciones de los colaboradores, señala el portal Emprendedor.com.

De acuerdo con el estudio de Gestión financiera de las empresas en México, publicado por ASEM, 4 de cada 10 empresas no realizan una planificación financiera.

¿Cómo sobrevivir los 3 primeros años de vida de las empresas?

Daniela Blank, Integrante del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) y CEO y socia fundadora de GROW, una agencia de cultura organizacional considera que, para sortear estas adversidades toda empresa debe tomar en consideración tres factores para mantener un crecimiento sostenible:

1. Evaluar constantemente el problema a resolver
Para alinear el modelo de negocio a las necesidades de los clientes, la integrante de la ASEM sugiere a las personas emprendedoras analizar a detalle el problema que buscan resolver, bajo la premisa de que éste cambia constantemente a medida que transcurre el tiempo.

“Hay que entender y definir qué producto vas a posicionar; considero que uno no debe enamorarse de la solución sino del problema que queremos resolver, es decir, encontrar una fórmula donde demos respuesta a lo que que el cliente busca y la forma en que van evolucionando sus necesidades”, explica Blank.

Argumenta que, para adaptarse y sortear adversidades, las empresas deben tomar en consideración factores como:

Flexibilidad, que implica tener la apertura suficiente para adaptar el producto o servicio acorde a las necesidades del mercado.
Métricas, llevar un registro de avance y metas alcanzadas a fin de crecer de forma ordenada.
Mercadotecnia, enfocada a las necesidades específicas del modelo de negocio.
Equilibrio, que conlleva a mantener una debida armonía entre las inversiones, los gastos y los márgenes de ganancia.
“En nuestro caso, para sortear adversidades fuimos ajustando el producto hasta encontrar la solución adecuada. Uno ve muchas cosas en redes sociales y estrategias de marketing para replicar. Lo cierto es que a cada empresa le funcionan cosas muy específicas, las cuales se encuentran con un poco de paciencia y posteriormente deben replicarse una y otra vez hasta generar un crecimiento sostenido”, puntualiza Blank.

2. Más productos no es igual a más ventas
Datos de la última edición de la Radiografía del Emprendimiento en México de la ASEM señalan que, durante los primeros tres años de vida, la fuente principal de financiamiento del 90% de las empresas son los recursos propios de los fundadores o socios, por lo que las ventas son clave para la supervivencia de la empresa, desde la validación del producto o servicio, la competencia, hasta la construcción de una base de clientes.

“Incluso el enfoque que se le da al proyecto marca el éxito o el fracaso. En ocasiones, algunas empresas en etapa temprana lanzan muchos productos intentando posicionarse en el mercado y alcanzar más ventas, cuando lo ideal es enfocarse en tener un modelo de negocio alineado a un solo producto, a través de un solo canal, dirigido a un tipo específico de cliente”, explica Jorge Sánchez, socio director en Apolo 25, consultora especializada en relaciones públicas y diseño para Pymes y startups.

Argumenta que, en estos casos, la metodología scaling up puede ser de gran ayuda para las empresas, ya que les proporciona un enfoque estructurado y probado para lograr un crecimiento sostenible y exitoso.

Algunas formas en que Scaling Up puede ayudar a las empresas

  • Enfoque estratégico: proporciona herramientas para analizar el mercado, define objetivos y establece indicadores clave de rendimiento para medir el progreso.
  • Optimización en la ejecución: ayuda para establecer metas y objetivos claros, así como identificar y sortear obstáculos que puedan surgir en el camino.
  • Gestión del crecimiento: ofrece herramientas para administrar el crecimiento de forma efectiva como la estructuración de equipos, la alineación de todos los colaboradores con la visión y valores de la empresa, así como el desarrollo de talento.
  • Gestión del flujo de efectivo: la metodología ofrece elementos para mejorar la rentabilidad y garantizar que la compañía tenga suficiente capital para respaldar el crecimiento.

3. Debida estructura del equipo de trabajo

La estructura y funciones de los colaboradores son otro desafío durante los primeros tres años de existencia de las Pymes, debido a que en equipos pequeños cada colaborador asume múltiples roles y responsabilidades para cubrir las necesidades del negocio.

“Sin embargo, a medida que va creciendo el proyecto se vuelve imprescindible la definición de funciones y la especialización de los puestos, es decir, quién debe ser responsable de un proceso y qué debe tener. El modelo Scaling Up deja claro que un líder debe aprender a delegar, tomando decisiones a partir de valores para que, cuando la empresa crezca, no sufra en las funciones clave”, puntualiza Sánchez.

Al tomar en cuenta estos tres factores, las empresas pueden mejorar su enfoque estratégico, optimizar la ejecución y fortalecer su equipo de trabajo, lo cual les permitirá enfrentar de mejor forma adversidades y crecer de manera sostenible durante sus primeros años de vida, concluyen ambos especialistas.

Por qué los tres primeros años de vida son la 'prueba de fuego' para las empresas