miércoles. 24.04.2024
PANDEMIA DE CORONAVIRUS

El Banco Mundial prevé la desaceleración económica este y el próximo año

El organismo internacional anunció que este año la economía caerá al 4,1% y el 2023 al 3,2%. Los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED), muchas de ellas en Latinoamérica, sufrirán los mayores impactos y no se descarta un “freno brusco” en dos años caracterizados por nuevos y continuos brotes de COVID-19, más inflación, niveles de deuda sin precedentes y una mayor desigualdad de ingresos. El informe coincide con el diagnóstico de la CEPAL de la anterior semana.
La vacunación es clave para para la recuperación económica. Foto: Vacunación en Filipinas. Banco Mundial
La vacunación es clave para para la recuperación económica. Foto: Vacunación en Filipinas. Banco Mundial

El Banco Mundial anunció que en 2022 y 2023 la economía mundial experimentará una desaceleración producto de la pandemia de COVID-19. Según la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales publicado por el organismo internacional los pasados días, “se espera que el crecimiento mundial se desacelere del 5,5 % en 2021 al 4,1 % en 2022 y al 3,2 % en 2023”.

Esta situación se sentirá con fuerza en los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED). El Banco Mundial estima que en este grupo de países “el crecimiento caiga del 6,3 % en 2021 al 4,6 % en 2022 y al 4,4 % en 2023”.

"Las economías avanzadas y los mercados emergentes y las economías en desarrollo se encuentran en dos trayectorias de crecimiento diferentes", dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.

"Si bien se desaceleran, las economías avanzadas siguen creciendo y se espera que, para 2023, la producción combinada de estas recupere la tendencia previa a la pandemia. Sin embargo, las economías emergentes y en desarrollo crecen menos, y no les queda mucha ‘gasolina’ en términos de espacio normativo si enfrentan factores adversos. Por eso nos preocupa que se produzca un aterrizaje brusco", agregó el experto.

De esta forma, las MEED tendrán en frente dos años de desafíos económicos caracterizados por nuevos y continuos brotes de COVID-19, “una elevada inflación, niveles de deuda sin precedentes y una mayor desigualdad de ingresos”.

Esta situación, explica el organismo financiero, se explica en que la demanda reprimida por el período de cuarentena y post cuarentena se irá disipando y, gradualmente, se eliminen las iniciativas de apoyo fiscal y monetario en todo el mundo.

“La rápida propagación de la variante ómicron, además, indica que probablemente la pandemia continuará alterando la actividad económica en el corto plazo”, concluye el documento.

“El panorama plantea peligros particulares para los MEED. En primer lugar, la notable desaceleración en las principales economías —entre ellas Estados Unidos y China— reducirá la demanda externa de bienes y servicios en numerosos MEED. Además, la desaceleración se produce justo cuando los Gobiernos de muchas de estas economías se están quedando sin espacio normativo para responder, de ser necesario, a los desafíos emergentes: nuevos brotes de COVID-19, persistentes cuellos de botella en las cadenas de suministro y presiones inflacionarias, y mayores vulnerabilidades financieras en amplias zonas del mundo. La combinación de estas amenazas podría aumentar el riesgo de un aterrizaje brusco en estas economías”, concluye el informe publicado los pasados días.

Desequilibrio

El decrecimiento no es la única consecuencia de la pandemia. El Banco Mundial prevé un aumento en la desigualdad de ingresos. El impacto será tan grande que se teme la reversión de la reducción de la brecha alcanzada en los últimos 20 años con el consiguiente impacto en los grupos más vulnerables de la población y los mercados emergentes y las economías en desarrollo “donde la desigualdad de ingresos es mucho mayor que en las economías avanzadas”.

“Los aumentos significativos de la desigualdad entre países son el resultado de la recuperación de la pandemia de dos vías, mientras que un moderado aumento de la desigualdad interna de los países en los MEED refleja las graves pérdidas de ingresos y las interrupciones del empleo experimentadas por los grupos vulnerables: los hogares de bajos ingresos, los trabajadores informales y de baja cualificación, y las mujeres. La desigualdad interna de los países sigue siendo particularmente alta en América Latina y el Caribe y en África al sur del Sahara, donde viven alrededor de dos tercios de las personas extremadamente pobres del mundo”, explica el informe del Banco Mundial.

El otro problema es la desigual distribución y cobertura de las vacunas contra el coronavirus. “Debido a los obstáculos en materia de adquisiciones, solo el 8 % de la población de los países de ingreso bajo ha recibido al menos una dosis, tasa que dará lugar a que solamente alrededor de un tercio de la población reciba una dosis de las vacunas a fines de 2023, si se mantiene el ritmo de vacunación actual”.

Deuda

Otro aspecto que preocupa a los expertos del Banco Mundial es el crecimiento del endeudamiento. Los niveles de la deuda mundial, explica el informe, “se dispararon como resultado de la pandemia: la deuda mundial total, que asciende al 263 % del PIB, ha alcanzado su nivel más alto en 50 años”.

“El aumento abarcó tanto la deuda pública como la deuda privada. Se manifestó tanto a nivel de la deuda externa como de la deuda interna, y en las economías avanzadas y los MEED por igual. Este incremento de la deuda, junto con la recesión económica mundial causada por la COVID-19, ha aumentado las vulnerabilidades de la deuda en los MEED, especialmente en las economías de bajos ingresos. Más de la mitad de los países más pobres ya se encuentran en una situación crítica a causa del sobreendeudamiento o están en grave riesgo de padecerla”.

El Banco Mundial prevé la desaceleración económica este y el próximo año