jueves. 18.04.2024

Hace 74 años los derechos de la mujer fueron incorporados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos tras décadas de lucha. El reconocimiento fortaleció el movimiento iniciado a principios de siglo por Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott, dos estadounidenses que decidieron hacerle frente al sistema que prohibía a las mujeres hacer uso de la palabra en actos públicos o ejercer el derecho al voto en elecciones, por ejemplo.

Pese a las grandes conquistas y que está comprobado que la igualdad de género es un factor primordial para el desarrollo económico de los países, aún persisten patrones que alientan la desigualdad.

Los hallazgos de un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lo ratifican. “Los estereotipos relegan a las mujeres a realizar la mayor parte del trabajo de cuidado no remunerado en el hogar y dificultan su acceso a nuevas oportunidades de trabajo. La segregación laboral, además, las desplaza a empleos de baja calidad los cuales limitan su crecimiento profesional”, afirma el estudio “Una Olimpiada desigual. La equidad de género en las empresas latinoamericanas y del Caribe” que encuestó a más de 1000 empresas de más de 20 empleados en varios países de la región.

La información del Observatorio de Igualdad de Género de Naciones Unidas también muestra estas desigualdades. En la región, las mujeres tienen más horas de trabajo no remunerado que los hombres y, en contraste, los hombres tienen más horas de trabajo remuneradas.

Los hallazgos del estudio del BID tocan un tema central: “Solo el 14% de las firmas son de propiedad femenina; los directorios de la región cuentan con un 15% de participación femenina; y tan solo en el 11% de las empresas el puesto de gerente principal está ocupado por una mujer”. Esto significa que independientemente de su formación y capacidades, las mujeres todavía están relegadas de los espacios de toma de decisión.

Otro estudio ratifica este patrón. El índice de inclusión financiera elaborado por Credicorp en 2021 con información obtenida a través de 8.400 encuestas aplicadas en seis países de la región, halló que las mujeres, las personas mayores de 60 años, las personas del ámbito rural, de niveles socioeconómicos más bajos y menores niveles educativos, son los grupos más excluidos financieramente.

En los países evaluados, establece el informe, las mujeres (35,9) están menos incluidas financieramente que los hombres (41.1), donde 100 es el puntaje más alto.

“A pesar de que en el nuevo siglo las reivindicaciones de las mujeres ganaron más espacios, la inequidad de genero sigue aferrada a las instituciones del mundo”, aseguró Indu Johh-Abraham, representante del Banco Mundial en Bolivia.

“Somos un grupo reducido de mujeres que ha alcanzado sus metas o están en esa lucha”, afirmó durante la primera jornada del Women Economic Forum que este mayo reunió a cerca de 1.500 mujeres líderes para abordar este y otros temas de equidad.

“Reconozco que somos mujeres privilegiadas que conducimos empresas u organizaciones importantes que generan impactos para la gente y dan bienestar a muchas familias. Lo hemos logrado gracias al sacrificio de mujeres que han luchado por nosotras. Lamentablemente somos pocas. La realidad nos muestra que los derechos más básicos son vulnerados”, agregó.

Toma de decisiones

Con la aplicación de varios modelos, el estudio del BID encontró dos variables esenciales que muestran la relevancia de la mujer en los puestos de toma de decisiones. Las mujeres en posiciones de poder impulsan una mayor equidad de género dentro de la organización. Además, en las empresas que tienen empleados más capacitados y utilizan tecnologías avanzadas “resultan ser más pro género que el resto de las empresas según los diversos modelos realizados”.

Para Susana Sottoli, Coordinadora residente de Naciones Unidas en Bolivia, este tema es fundamental. “Para que exista atención a las demandas de las mujeres, necesitamos más mujeres tomando decisiones. Sin la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones estratégicas para la definición de un modelo sostenible y con igualdad, las metas de la agenda 2030 quedarán más lejanas”, dijo.

Hacer camino

En el proceso de abrir brecha, muchas mujeres bolivianas asumieron el liderazgo de sus empresas y sectores ocupando espacios que hasta hace algunos años estaban reservados solo para hombres, convirtiéndose en referentes de este proceso de lograr que más mujeres lideren esos sectores.

Cinthya Aramayo, que desde hace varios años lleva las riendas de la Ferroviaria Andina y que en enero se convirtió en la primera mujer en asumir la Presidencia de la Cámara Departamental de Industrias de La Paz, asegura que el factor que marca la diferencia en la equidad de género es el acceso a la educación.

“En el momento que las mujeres tienen acceso a la educación tienen acceso a una independencia económica, ahí llega el real empoderamiento”, afirma.

En la misma senda, Carolina Gutiérrez Brehmer, Presidenta de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), otra pionera en estos cargos, asegura que la clave para lograr mayor equidad en el acceso a cargos jerárquicos es la capacitación.

“La clave para avanzar hacia la equidad y a un mejor futuro radica en incluir a las mujeres tanto en el mundo digital como en el financiero, de acuerdo a lo que señalan estudios de la OIT y ONU Mujeres”, dice la empresaria.

La investigación del BID encontró que en las empresas de la región solo el 33% de su planilla son mujeres y el porcentaje de mujeres en los cargos jerárquicos es mucho menor.

Pero el desafío es revertir el escenario. El acceso a los espacios de toma de decisión, dice Sotelli de Naciones Unidas; “Significa romper barreras concretas y visibles”.

El desafío no es sencillo. “Se requiere de voluntad política y se verá en acciones y recursos asignados por el Estado, la iniciativa privada y la cooperación internacional”, explica el estudio.

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Las mujeres luchan por ser parte de la toma de decisiones