miércoles. 24.04.2024
REGIÓN

Informe BID: “la desconfianza reduce el crecimiento y la innovación en América Latina y El Caribe”

Según el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la inversión, iniciativa empresarial y el empleo florecen cuando las empresas y el Gobierno, los trabajadores y los empleadores, los bancos y prestatarios, así como los consumidores y productores, confían unos en otros.

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En América Latina y el Caribe, la reducción ha sido más drástica, con una caída de los niveles de confianza del 22% al 11%.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante el estudio “Confianza: La clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe”, demuestra que tanto para los Gobiernos y las empresas, la confianza en la región es menor que en cualquier parte del mundo. El informe señala a la falta de confianza como un problema agudo que limita el desarrollo socioeconómico de la región y afecta la capacidad de sus países para resolver retos complejos, como el cambio climático.

Esta situación afecta de manera significativa a la política y la economía puesto que, según el estudio, la inversión, iniciativa empresarial y el empleo florecen cuando las empresas y el Gobierno, los trabajadores y los empleadores, los bancos y prestatarios, así como los consumidores y productores, confían unos en otros.

“Una región que no confía”

En términos globales, el BID indica que el porcentaje de individuos que cree que se puede confiar en la mayoría de las personas descendió del 38% en el período 1981-1985 al 26% en 2016-2020, según datos de la Encuesta Integrada de Valores.

“En América Latina y el Caribe, la reducción ha sido más drástica, con una caída de los niveles de confianza del 22% al 11%. Sólo una de cada 10 personas cree que se puede confiar en los demás”, destaca el informe.

En una década (2010-2020), un promedio de menos de tres de cada 10 ciudadanos en América Latina y el Caribe confiaban en su Gobierno. Actualmente, la desconfianza en las instituciones las convierte en parte del problema más que de la solución. En la región, según el informe, las instituciones no cumplen con los roles previstos. Más que aumentar la confianza en el Gobierno, terminan siendo parte de la crisis de confianza.

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Gráfico: BID

Confianza: el cemento de la cohesión social y el civismo

El impacto de la desconfianza en el civismo y la cohesión social también es dañino a nivel de las empresas. El BID destaca que las personas y empresas que trabajan donde la desconfianza es baja, están más dispuestas a funcionar de manera informal, ya sea como respuesta a costosas e innecesarias regulaciones o como señal de su disposición a buscar ventajas privadas a expensas de la comunidad.

“Cuando la confianza generalizada es baja, es probable que también lo sea la creencia de las empresas en que las reglas han sido hechas en aras del interés público y que los demás las cumplirán. Por lo tanto, las empresas y las personas optan por la informalidad en lugar del cumplimiento regulatorio”, destaca el BID.

Empresas y Gobierno

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Gráfico: BID

De acuerdo con el estudio, las personas que desconfían de las empresas y el Gobierno, tienen más tendencia a exigir reglas estrictas para impedir que las instituciones contaminen de forma exagerada, incumplan sus obligaciones contractuales hacia los trabajadores y los proveedores, o engañen a los clientes sobre la calidad de sus productos. “En ninguna región la asociación es más fuerte que en América Latina y el Caribe, donde se observa que son altas tanto la desconfianza en las empresas como la rigidez de las regulaciones”.

Niveles de confianza

“Promover la confianza mediante una mayor transparencia e instituciones más sólidas debería ser una prioridad en la agenda política de América Latina y el Caribe. Colocar la confianza en el centro de la toma de decisiones gubernamentales reavivaría significativamente el desarrollo en la región”, dijo el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone.

El informe resalta que los países con mayor confianza tienden a gozar de mayores niveles de productividad, mientras que aquellos donde los índices de confianza son bajos, poseen una economía informal más grande en relación a su PIB.

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Gráfico: BID

Menores niveles de confianza se asocian con:

  • Democracias más frágiles
  • Menor innovación y toma de riesgos
  • Ingresos fiscales reducidos
  • Mayor informalidad laboral
  • Ineficiencias en los mercados financieros
  • Más, y más onerosas, regulaciones
  • Políticas contra el crimen más rigurosas, pero menos efectivas
  • Menor apertura a hacer sacrificios relacionados con el combate al cambio climático
  • Menor demanda de bienes públicos e inversiones
  • Menor disposición a participar en esfuerzos colectivos

Mayores niveles de confianza se asocian con:

  • Democracias más robustas
  • Más emprendedores e innovación
  • Mayor crecimiento de empresas y contratación de más empleados
  • Más firmas productivas, con mayor acceso a cadenas globales de suministro
  • Mayor recaudación impositiva
  • Mayor inclusión financiera
  • Menos regulaciones y menos obstáculos para nuevas empresas; más competencia
  • Más apoyo a políticas efectivas para combatir el crimen
  • Mayor disposición a apoyar medidas para combatir el cambio climático
  • Más demanda de bienes públicos, como educación de calidad
  • Mayor interés en participar de esfuerzos colectivos

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